sábado, 31 de julio de 2010

Sobre metáforas y tópicos barrocos

Hablábamos el viernes de que el artista barroco busca la agudeza y arte de ingenio, es decir busca asombrar y desfiar a su receptor, busca producir el asombro y la maravilla, para ello tiene ya un repertorio de tópicos, esto es de lugares comunes de los que puede disponer, que conforman un código a usar. Sin embargo, precisamente por ser lugares comunes, de tanto usados pierden su fuerza, ya no asombran, el artista, en este caso el poeta, barroco entonces se ve obligado a rediseñarlos, a encontrar una manera novedosa e ingeniosa de expresarlos para asombrar a su lector.

Un buen ejemplo de esto es el viejo tópico de la muerte: el hombre que se convierte en polvo o regresa a él. Éste tiene un origen antiquísimo, se encuentra en la Biblia (Génesis 3: 19): "Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás". De aquí tiene lugar el famoso "Miércoles de ceniza", en que se recuerda al creyente su condición de polvo (o barro) animado, al que regresará en su muerte. Este tópico surge en la literatura continuamente ligado a su expresión religiosa y se gasta muy pronto. Para el poeta barroco ya está casi vacío de expresión, no produce admiración, pero se ve obligado a usarlo y como consecuencia tiene que encontrar una manera nueva de expresar esta idea, y así tenemos este ejemplo tomado de Shakespeare, Macbeth, acto V, escena 5:

And all our yesterdays have lighted fools
the way to dusty death...

Y todos nuestros ayeres han iluminado a ingenuos el camino a la muerte polvorosa.


Aparentemente no ofrece nada interesante, sin embargo, si observamos atentamente, podemos encontrar su novedad, su artificio. Si tomamos en cuenta el viejo tópico del cuerpo mortal que se convierte en polvo; estamos ante la misma idea, sin embargo ya no es el cuerpo, ni el hombre, el que se convierte en polvo: la muerte misma se ha vuelto polvorosa (dusty death), Shakespeare califica, adjetiva, la muerte, dándole una característica novedosa (ya no oscura, fatal y un largo etc.), que consiste en el recuerdo del viejo tópico convertido en una novedad. ¡Qué forma de darle vida nueva a un lugar común! Es esto, lo que busca el poeta barroco.

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