martes, 21 de junio de 2011

Carpe Diem

Hoy hablamos un poquito del tema carpe diem y mencionamos que su nombre proviene de un famoso verso de Horacio. Aquí les dejo el poema de Horacio en su original latino, junto con una traducción literal en español, seguida de una traducción de los siglos de oro. Y finalmente un par de poemas de Francisco de Medrano que abordan este tema. Espero que les guste.

Oda I, 11

Tu ne quaesieris, scire nefas, quem mihi, quem tibi
finem Di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
temptaris numeros. Ut melius, quidquid erit, pati.
seu pluris hiemes seu tribuit Iuppiter ultimam,
quae nunc oppositis debilitat pumicibus mare
Tyrrhenum: sapias, vina liques, et spatio brevi
spem longa reseces. Dum loquimur, fugerit invida
aetas: carpe diem quam minimum credula postero.

No indagues, Leucónoe (no es lícito saberlo), qué fin reservan los dioses a tu vida y la mía, ni combines los números mágicos. Mejor será que te resignes a los decretos del hado, sea que Júpiter te conceda vivir muchos años, sea éste el último en que ves romperse las olas del Tirreno contra los escollos opuestos a su furor. Sé prudente, bebe buen vino y reduce las largas esperanzas al espacio breve de la existencia. Mientras hablamos, huye la hora envidiosa. Aprovecha el día de hoy, y no confíes demasiado en el siguiente. (trad. de Germán Salinas)

No busques, ¡oh Leucone!, con cuidado
curioso, que saberlo no es posible,
el fin que a ti y a mí determinado
tiene el supremo Dios incomprensible;
ni quieras tantear el estrellado
cielo, y contar el número imposible,
cual babilonio, mas el pecho fuerte
opón discretamente a cualquier suerte.

Ora el Señor del cielo poderoso
que vivas otros mil inviernos quiera,
ora en este postrero riguroso
se cierre de tu vida la carrera,
y en este mar tirreno y espumoso,
que agora brava tempestad y fiera
quebrante en una y otra roca dura
juntas te dé la muerte y sepultura.

Quita el cuidado que tu vida acorta
con un maduro seso y fuerte pecho;
no quieras abarcar con vida corta
de la esperanza corta largo trecho;
el tiempo huye, lo que más te importa
es no poner en duda tu provecho:
coge la flor que hoy nace alegre, ufana,
¿quién sabe si otra nacerá mañana? (Anónimo)

Veré al tiempo tomar de ti, señora,
por mí venganza, hurtando tu hermosura;
veré el cabello vuelto en nieve pura,
que el arte y juventud encrespa y dora;

y en vez de rosas, en que tiñe ahora
tus mejillas la edad, ¡ay, mal segura!,
lilios sucederán en la madura,
que el pesar quiten y la envidia a Flora.

Mas cuando a tu belleza el tiempo ciego
los filos embotare, y el aliento
a tu boca hurtare soberana,
bullir verás mi herida, arder el fuego:
que ni muere la llama, calmo el viento,
ni la herida, embotado el hierro, sana.

A FRAY PEDRO MALDONADO

Firmio, constante a las dificultades

el pecho ofrece. y ciérralo prudente

al orgullo insolente

en las prosperidades.


Ya te embista el dolor, ya l'alegría,

atrás se vuelvan sin hacerte ofensa,

y, sabio, recompensa,

uno con otro día.


Vive d'espacio, ignora cuerdamente

lo pasado, no temas lo futuro;

mas, con seso maduro,

goza del bien presente;


que todo es humo y sombra y desparece:

dejará Eutropio sus preciosos lares;

sus rentas, sus lugares,

y cuanto le envanece


dejará; y del tesoro amontonado

con afán gozará cual heredero:

que no acata al dinero,

ni a la privanza, el hado.


Todos seremos, todos, ¡cuán temprana

víctima de la muerte! ¿Qué cansamos

la vida? Hoy, hoy vivamos;

que nadie vio a mañana.

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